sábado, 27 de junio de 2009

EL RETO (1): ¿Cómo me metí en esto?

Si la memoria me lo permite
La memoria me falla mucho últimamente, me falla para marcar un número telefónico y me falla hasta para visitar un blog… espero que esta vez no me falle tanto y pueda (por fin) contar una historia que quiero contar. Veamos, ¿por dónde empiezo?

Mi situación
Eran días en que mi balanza mecánica, que compré ante la insistencia-sugerencia de Gina a treinta soles*, descansaba casi olvidada en un rincón. Cuadrada, blanca y con una familia de patitos desfilando inmóviles debajo de la pantalla que tiene pintada la línea roja que debería decirme cuanto peso, en una esquina de un cuarto donde hay muchas cosas olvidadas.









En esos días no era necesario preguntarle a mi balanza cuánto pesaba, bastaba con mirarme de puerco entero, diría que estaba cerca de los 80 kilos. Y mi estado físico…ja!! Mi estado físico era calamitoso. Hacía una semana que había comenzado el campeonato de Mini-fútbol “Verano 2009” de la empresa donde trabajo(¡Lo hacemos con energía!) y en el primer partido pude “jugar”, si a ir de un lado a otro se le puede llamar así, solamente diez minutos, el juego continuó después, pero yo me quedé en el segundo 59 del décimo minuto. Desde la banca me preguntaban si podía continuar y yo ni siquiera tenía fuerzas para contestar; ¡Cambio!- le gritaron al árbitro- y yo respiré aliviado. El segundo partido fue mejor, logré completar un tiempo de 15 minutos y pude reingresar los últimos cinco del segundo tiempo de nuestra segunda derrota.
En resumen: estaba para el gato.

La llamada/propuesta de V
De los ocho hijos de nuestra misma madre que somos, el más distante con respecto a los demás siempre ha sido V, es distante geográficamente, es distante físicamente, es distante en su manera de ver el mundo. Es distante, pero no por eso es menos querido. Por eso, por lo distante, me sorprendió mucho que me llamara por teléfono un jueves cualquiera.
¿De qué se podía tratar? No había ningún cumpleaños cerca, ni aniversario que festejar, ni deuda que cancelar y ya ni hablemos de su negocio de “Wonder life” en el que ni a balazos me metería, como se lo he dejado bien claro muchas veces.
Pero estaba subestimando el nivel de persistencia de V.
Sí, se trataba de “Wonder life” solo que esta vez la propuesta era algo diferente, esta vez no implicaba formar parte de los engranajes que mueven y llenan los bolsillos a los generosos dueños de “Wonder life”, al menos no directamente.

Y hasta aquí llega lo que debe ser el prólogo más largo de un post que se haya escrito jamás, con ustedes LA PROPUESTA:
V quería que participe en un concurso llamado El Reto de Control de Peso.

¿Qué tal el nombrecito? Claro, toda actividad de Wonder Life tiene que tener un nombre impactante, sino no se nota que es UNA ACTIVIDAD DE WONDER LIFE, y para darle más realce al asunto no se le llama El Reto de Control de Peso, no, No, NO, eso de llamar a las cosas por su nombre ya pasó de moda, se le debe llamar el RCP como para ir más de acuerdo con nuestros tiempos**.


Las Reglas del Concurso
• El RCP consiste en juntar un grupo de aproximadamente 30 personas que deseen bajar de peso o que deseen el premio por ganar el concurso.
• Cada uno de los concursantes debía aportar la irrisoria suma de S/.90.
• Los concursantes serían pesados y se les tomaría las medidas de caderas y cintura.
• El primer premio era S/.1,500 y el segundo premio S/.500
• El que lograra bajar más porcentaje de su peso en 7 semanas ganaría el primer premio y el que bajara más centímetros sumando caderas y cintura se llevaría el segundo premio.
• Se harían controles semanales de peso y se premiarían a los que bajaran más peso en el transcurso de la semana.

Participo o no participo: razones de peso
Quedé con V en que le iba a responder al día siguiente si participaba o no en el famoso “RCP”
Había que poner en mi balanza de patitos imaginaria los pros y contras de participar en el RCP:
1. El premio era de 1500 soles, participo.
2. La inscripción era de 90 soles, no participo.
3. Estaba cerca de llegar a los 80 Kilos, participo
4. Se trataba de UNA(1) ACTIVIDAD WONDER LIFE, no participo.
5. Podría demostrarles que sin usar sus productos(0) se puede bajar de peso, participo.

Haciendo números: 1500-90+80-1+0= 1489
1489 razones para participar, ya estaba decidido.

La Respuesta, el reto y el Protocolo
Fui claro(otra vez) con V, iba participar, no iba a comprar ni vender ni un gramo de su producto y, a pesar de eso, -le dije- ganaré y verás que no se necesita de esos menjunjes para bajar de peso. Ese era el verdadero Reto: ganarle en sus propios términos.
Desempolvé mi balanza de patitos, la real, para ver en que condición me encontraba. La línea roja indicaba 77 y medio, recordaba que hace muchos años, cuando mi “pellejo” y yo éramos tortolitos, pesaba 64; es decir, tenía algo más de 13 kilos para bajar, esa era mi meta.
Al día siguiente ya estaban V y su “pellejo” en mi casa con la ficha de inscripción, curioso lo rápido que llegaron cuando en otras ocasiones para venir a visitarme ponían de excusa a la distancia, conclusión: Wonder Life acorta las distancias.
Leí detenidamente las condiciones enumeradas en la ficha y firmé el documento. Ya no podía renunciar, el siguiente paso era: las medidas oficiales…

CONTINUARÁ


* como diez dólares al tipo de cambio de hoy

** Navegando por la red me dí con la sorpresa que a la película que yo llamaba El regreso del Jedi, ya no se le llama así, ahora le dicen TROTJ(The Return of the Jedi), La comunidad del Anillo es: TFOTR(The Felowship of the ring) y así un larguísimo etcétera de títulos, ya no sé ni para qué los traductores se molestan en ponerle un título en español a estas “pelas”(yo también con modismos, por qué no)

jueves, 18 de junio de 2009

Pene

Introducción
Ok, reconozco que el título del post y el subtítulo, así, juntos, sin explicación previa, pueden llevar a tener una incorrecta idea de lo que será este post. Simplemente se hablará del pene. No de alguno en particular. Y ojo, no es que sea un penólogo, ni que conozca muchos como para dar cátedra (ya veo a alguno uniendo cabos y buscando que tanto he escrito sobre Daniel).

La idea nació hace unos días conversando con grupo de amigos. Me di cuenta que es un tema que gusta a la gente, y del cual se sabe poco o nada. Así que me impuse la titánica tarea de recopilar algunos mitos, algunas verdades, varias curiosidades, una que otra especulación, y, cómo no, la auto observación. Así, sin más, el pene.

¿El tamaño importa?
Definitivamente el tamaño es el tema que más preocupa a los caballeros. Y por más que se hagan los desentendidos, ahí están haciendo ejercicios para alargarlos, comprando pastillas para engrosarlo o usando aparatos para agrandarlos.

Los especialistas (léase médicos, sexólogos, teóricos) dicen que no importa. Que lo que prefieren las damas es el rendimiento, la performance y no el tamaño. Lo repiten, insisten; y ya pues, habrá que creerles, total, para eso han estudiado, para eso se han especializado, para eso están: para que nos digas las cosas como son, para que destruyan los mitos. Así que ya sabes: el tamaño no importa.

Las especialistas (léase esposas, novias, amantes, gays, las no teóricas) dicen que sí importa. Claro, bacán el tema del rendimiento, importantísimo lo de la performance, pero –bajo ningún aspecto- minimizar el tamaño. Es una variable, y la más importante. Lo repiten, insisten; y ya pues, habrá que creerles, total, para eso han practicado, para eso han disfrutado (o sufrido, según se le mire), para eso están: para que nos digas las cosas como son, para que destruyan los mitos. Así que ya saben: el tamaño sí importa.

¿A quién le hacemos caso? Una amiga lo ve sencillo: si el tamaño no importa, ¿por qué siempre hacen los consoladores de tamaños más grande que el promedio humano? Si una chica se consigue uno ten la seguridad –me increpaba- que no se comprará el de tamaño “normal” (que ni siquiera hay), siempre elegirá uno de mayores proporciones, tal vez no el más grande, pero sí que supere al de cualquier ocasional amante.

Marco Aurelio Denegri declara tres cosas que son más importantes que el tamaño del pene. Uno, la erectibilidad. Dos, la durabilidad. Tres, repetibilidad. En buen cristiano: que se te pare, que no te vengas al toque y que tres al hilo es una necesidad, no un mito. No sé si esto es un alivio o no. Bien chistoso Denegri, dice tranquilos el tamaño no importa, solo esto, esto y esto. Es un abuso, cada ítem es más titánico que el anterior.

Pero, aunque no lo crean, también hay quien defiende los tamaños pequeños. En Perú.21 del 03/12/08, Esther Vargas cita a Gabriela Wiener (autora del libro Sexografias y varios artículos sobre swingers en Etiqueta Negra): “Más vale pequeño que grande porque las vírgenes, las estrechas y, sobre todo, las amantes del sexo anal no solo agradecemos uno pequeño sino que lo convertimos en objeto de culto y reverencia”.

Hasta acá el tema de los tamaños, queda pendiente lo de la raza y los tamaños: ¿los negros las tienen inmensas? ¿los asiáticos mínimas? Si alguien nos puede dar opiniones de primera mano, se agradecería. Ya saben, hay que tumbar mitos.

¿Qué? ¿Que no queda claro si el tamaño importa o no? ¡Ya pues! Con mis ¿cumplidores? X centímetros tengo que hacerme el loco. Mejor dejarlo ahí, en duda.

Diphallus
Es que este mundo es de locos. Si ya nos estamos rayando con el tamaño y rendimiento del único pene que tenemos, imagínense que sería si tuviésemos dos. Pues hay quien los tiene. Saquemos cuenta: se dice (no encontré ninguna información seria al respecto) que uno de cada 5,5 millones de hombres tiene diphallus. A ojo de buen cubero, si en Lima somos más de 7 millones de personas pues debe haber uno dando vueltas por ahí. Es más, en nuestro querido Perú de cerca de 27 millones de habitantes, deben haber sus 4 o 5.

Al menos se conoce a uno y es de Bagua: José Luis Coronado. Se hace llamar Pepito Dos Cañones y durante un tiempo fue la comidilla de diarios chichas, vedettes en busca de promoción y hasta algún productor de pornos lo estuvo tentando. Su fama transcendió fronteras y fue entrevistado por Susana Giménez y Tinelli en Buenos Aires.

Esta duplicidad de penes provoca una serie de preguntas y dudas que van desde la incredulidad hasta el morbo. Hay alguien que no tendría problemas en “ver para creer” y hacer esas preguntas morbosas: Jaime Bayly lo entrevisto en el 2007 y dicha entrevista está por toda la red. Así que si les gana la curiosidad, vía YouTube o Google pueden satisfacerse.

Juececito
Casi nadie dice pene. Hay toda una gama de palabras para referirse a él. Como que la palabra pene en sí, es sosa, sin gracia, aburrida. Pero no basta con tener decenas de palabras para hablar genéricamente del asunto. Los hombres y las mujeres también bautizan a sus penes. Y hay de los nombres más curiosos.

Empecemos por llamar al pene con el diminutivo del nombre del caballero en cuestión. Entonces, ando feliz con Juececito, pero cuando la novia se enoja hace un cambio y se transforma en Partecita. Venganza femenina.

Hay también quienes se ponen creativos con esto de los nombres. Eso sí, acá encontramos una diferencia entre los hombres y las mujeres. Mientras los primeros prefieren apodos del tipo Rambo, Exterminador, o cualquier palabra que implique una reivindicación de su masculinidad, las mujeres prefieren apodos más dulces –por llamarlos de algún modo-: mi juguetito (antes de), mi juguetote (después de), mi Mike Tyson, mi delichoco piru lindísimo. Fijarse en el “mi”que suelen usar ellas. Una aclaración: los sobrenombres acá indicados han sido referidos en su totalidad por amigos, para que no piensen que me los voy inventando. Incluso el cine da su aporte: Por ejemplo en “Alguien tiene que ceder” el de Harry Sanborn (Jack Nicholson) se llama Mr. Midnight o en “Como perder a un hombre en diez días” la maleada de Andie Anderson (Kate Hudson) le baja la moral a Benjamin Barry (Matthew McConaughey) poniéndole de apodo “Princesa Sofía”.

Ahora, si ustedes se sienten muy orgullosos del nombre de su pene (o el de su pareja) acá les paso el dato de una empresa en la que pueden registrar dicho apodo y obtener un certificado de autenticidad para nombres de pene: http://www.nameyourwang.com/

¿Qué? ¡Tú pene no tiene nombre? ¡Ya pues! Acá te doy una ayudita: una página web en donde con ingresar tu nombre de pila, te generan uno automáticamente. La dirección es http://www.blogthings.com/penisnamegenerator/ Por cierto, a mí me salió King Kong. :)

Se acabó (¿Qué? ¡Ya?)
No, no, no hablaremos acá de la eyaculación precoz. Lamentablemente el post se ha alargado demasiado. Así que debemos cortar la disertación.

Pero quedan hartos temas por tratar como el mencionado de la eyaculación precoz, los casos de penes cortados, penes famosos (y hasta santos), la disfunción eréctil, las razas y el pene, el Viagra, gays (cuando los penes buscan penes), el pene después de los 30, de los 40, de los 50, y varios otros aspectos que están en el tintero. Y por supuesto, el aporte que puedan dar a través de los comentarios, que será más que valioso.

J^P

viernes, 5 de junio de 2009

Carrera

- Yo tengo mi arma, ya no salgo así no más sin ella, usted sabe, en cualquier lugar a uno lo pueden cuadrar, sino, hago mis disparos al aire para ahuyentarlos.

El sexagenario conductor le empezó así a relatar su historia. Teniendo como testigos el sucio trapito rojo sobre el tablero de su destartalado Nissan, y un par de historietas de espagueti western que tenía delante del timón, continuo su relato mientras conducía bajo la garúa fina de la mañana fría.
- yo estuve en lista negra, por andar detrás del Abimael, un día le tomé una carrera a un gringo, que iba a hacerse su examen psicológico para sacar licencia de portar armas, y me estaba conversando, me sacó su cuete y me dijo que lo acababa de comprar, que si quería cualquier día me podía enseñar a disparar. Yo me reí en su cara, abrí mi guantera – mientras repetía el mismo gesto – y le saqué mi carnet – mostrándoselo al circunstancial cliente. Estuve veinticinco años en el ejército, le dije, y he manejado de todo, desde smith and wesson’s hasta UCI, pasando por FAL’s, M´s, hasta que por fin pude conseguir mi Lugger, la alemana, nueve milímetros. Esa la ando hasta ahora. Es que fui un huevón. Habiendo estado en zona roja, pasé a destacarme en Lima, donde me retire de la carrera militar, y cuando pasé al retiro entregué todas mis cosas. Un día me encuentro con el negro Canterac y me dice “¡Negro!, ¿entregaste tu arma?”, “si” le dije y luego “eres un huevón, esas vainas no se entregan, después, ¿cuando te cruces con un rojo cómo vas a hacer? Tu sabes que nos tienen marcados, por andar allá arriba arrinconándolos y estar detrás del jefe de su jauría”, con el tiempo me cruce con el Negro Quiñónez, el Negro Landauri, el Cholo Crespo y sus comentarios iban siempre por ese lado. Yo me resistía, no quería cargar cuete, hasta que un día me atracaron, les hacía una carrera a dos chicas que regresaban del aeropuerto, flaijostes creo que les dicen, ¿no?, bueno, una de ellas bajaba cruzando el puente, en Carmen de la Legua y en eso que se baja, en eso que suben dos cunchesusmares, y a la que había bajado la volvieron a meter adentro, uno me colocó el fierro en la nuca y me hicieron dar la vuelta en U. Entramos por Playa Rímac, era tarde de noche, felizmente a las germitas no les hicieron nada, no cargaban grandes cosas, diez soles tenía una y a la otra le quitaron su celular; a mí me quitaron la que tenía guardada para la gasolina. Me metieron un quiñe y se bajaron a la volada. Luego de eso nos fuimos para la comisaría, allá medio que se burlaron de mí, como a un verde le iban a pasar estas cosas. Yo me aguantaba no más, tombitos monses me decía, ya los hubiera querido ver allá donde estuve metido tantos años, fácil se hacían la pichi todititos ellos. Las flaquitas estaban empinchadas, se habían empecinado a acusar a los tombos de conocer a los choros y no ir tras de ellos. Yo creo que no tenían nada que ver. Iba distraído, sin embargo, no pudo dejar de prestarle atención. Su vehemencia al narrar el relato lo iba capturando. De ahí conseguí mi fierro – continuó – ya me habían ofrecido una UCI, pero era demasiado grande, verás, de esas que tirar ráfaga y tiro por tiro, a los nuevos los entrenamos con esas, unos señores cuetes. Pero ¿qué voy a andar haciendo luz con ese cañón?, me meten bala de frente antes de sacarlo. Cómo la cagué, no debí haber devuelto mi arma, tenían razón mis patas de la promo, esas cosas no se devuelven. Vaya a usted a saber cuando lo estarán marcando a uno. Sin ánimo de ofender ni ser cortante le indicó que se bajaba en la esquina de la izquierda. ¡Vaya! hasta acá no más, ha sido bueno conversar con usted, ya no se encuentran buenos conversadores en esta época. Un esbozo de sonrisa medio forzada se dibujo entre la comisura de sus labios y ensayó un adiós con ribetes de hasta luego. ¡Yo vivo en Barcelona! Por ahí que le hago otra carrerita otro día vecino – se despidió mientras arrancaba su Nissan amarillo.

Mientras veía al carro alejarse por la pista gris, no dejaba de preguntarse de qué trataban esas dos historietas. Cruzó la pista.

lunes, 1 de junio de 2009

Julbolmaniaco


Se que prometí un cuento hace mas de un mes, creo que al post que siempre regresaré es a aquel de Trujillo donde habla de las cosas que siempre dejamos para después, de ese saludo en la calle que deriva en una despedida del tipo "nos juntamos un dia de estos"...

En fin, para no dejar pasar mas tiempo sin colgar algo por aquí (y créanme que borradores de post he tenido y muchos...solo que, no me logran convencer, algún dia me animeré a enviarlos calatitos no mas para que vean la diversidad de temas que tenía en mente)...regresando...decía que para no dejar pasar mas tiempo sin colgar algo aquí, se me ocurrió, a propósito de un sinsabor que me quedó en la boca después del partido de ayer, hablar de lo mas común (y mas hermoso para muchos...bueno, no tanto...o si...en fin...para discutir) que nos distrae y nos retira de la realidad 90 minutos mas descuentos e intermedio...el futbol pasión de multitudes, o como muchos lo han caricaturizado en nuestros medio...nuestro julbo.

La semana pasada fuimos testigos de una hazaña contadas veces lograda. Un Barcelona de ensueño, no con muchas estrellas (pero las que tenían eran suficientes), si con varios jugadores de sus canteras, lograba el tercer título que disputaba en el año. Antes habían sido la Copa del Rey y el campeonato ibérico los trofeos alzados y la semana pasada fue la Champions, ese campeonato que a los sudamericanos nos parece tan lejano y por eso mismo, tal vez miramos con sana (¡mentira!) envidia. Pero mas allá de sus tres copas, lo que nos dejó este Barcelona versión 2008-2009 fue algo que pocas veces se puede ver, sobretodo en el futbol europeo, tan mecanizado, tan rápido, tan fuerte que las pocas veces que se deja a la imaginación, son pocos los talentosos que pisan la pelota, ponen el freno y te deslumbran con un pase mágico (léase Zidane, Ronaldinho, Hagi, Okocha). Barcelona nos dio un recital de buen futbol, una combinacion de toque, velocidad, pausa, freno, que contó con una sinfónica preciosa. Y así el estadio Olímpico de Roma se convirtió en el Opera House de Sydney.

Pero eso fue allá, lejos, cruzando el gran charco. Volviendo la mirada hacia acá, nos encontramos con nuestro campeonato y todas sus conocidas y bien sabidas limitaciones: toquecitos de fulbito, jugadores sin físico, organización desorganizada y un larguísimo etc que hace que muchos se pregunten como hay quienes aún creemos y nos guste ver este campeonato. Y este post de acá es un ensayo de los posibles porques.

Para empezar, es nuestro, nuestro futbol tiene su historia, nuestra, como nuestro ceviche, nuestra causa, nuestra patasca. Tiene su identidad, que va acorde con lo que somos. Es conocida la frase, cada pueblo tiene al gobierno que se merece. Yo creo que con el futbol pasa exactamente lo mismo. ¿Y por qué seguir creyendo en nuestro futbol? Porque sí. Porque recuerdo que hace muchos años, la gente no creía en el país, renegábamos de nosotros mismos y sin embargo muchos salieron a hacer patria y lo están logrando. Otros tantos escogimos quedarnos y seguir luchando para sacar adelante con nuevas generaciones a nuestro país. Para mi, al mirar nuestro julbo me pasa lo mismo, si no tuviera esperanzas que algún dia las cosas pueden ser mejores, que entren dirigentes que se la peleen por su país, que se deje de lado el apagaincendios y el oportunismo de nuestros clubes y encuentren la manera organizada de trabajar, hace rato hubiera pateado el tablero y me dedicaría a hacer barra con bombo y todo a nuestro Ajedrez que también nos da muchas satisfacciones.

Porque el julbo es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, y eso me lo demuestra, al menos este año, ver nuestros estadios de provincia llenos, atiborrados de gente ávida de ver a sus equipos locales disputar sus mejores partidos contra tres o cuatro equipos capitalinos. De alguna manera, ver disputar los partidos de los capitalinos contra un Inti Gas o un Sport Huancayo, me llevan a imaginarme que hubiera sido si Arguedas o Alegría les dedicaban aunque sea un cuento.


Porque tenemos nuestra emoción y nuestros bloopers, y para muestra basta un botón. Ayer, me mordía las uñas viendo estrellar en el parante un disparo casi perfecto de Quinteros en el arco de Cisneros, a los pocos minutos, Fernández dibujaba un sombrero de paja ante el mismo arquero y la pelota, por mediación divina reflejada en su naturaleza viva y los efectos de la altura hacían que el rebote sobre la línea fuera cual pelota uvita de viniball y se alzara mas de lo que normalmente lo haría en el llano, y se estrellara esta vez contra el travesaño negándonos la oportunidad de gritar gol y escuchando como mi sobrino (en el otro cuarto) sufría como sufría yo, aunque no me lo quiera reconocer. Y sin embargo, en el último respiro, en el último aliento del partido, en una clarísima posición adelantada, un mosca Ávila nos repasó con un contragolpe mortal, en complicidad con el juez de línea.


Y podría seguir con mas teorías, con mas hipótesis, con más ideas, pero dejemos a la discusión abierta el tema y en los comentarios nos encontraremos. A propósito, olvidé decir que mi sobrino entró la semana pasada a la selección del futbol de su salón para las olimpiadas del colegio. No quiero pecar de ser de aquellos que ven en su descendencia lo que no pudieron ser de chicos, pero no puedo evitarlo. En el colegio fui malo, malísimo (y lo sigo siendo) para jugar julbo, por eso mi posición mejor aprovechada en el campo es de arquero; y ver ahora a mi sobrino, haciendo una pintura, tal vez sin querer, en el campo de su cuarto grado de primaria, y hacer que me pare de donde estoy sentado, para verlo jugar, me da cierta satisfacción inmerecida (seguramente mis propios hijos tendrán los dos pies izquierdos como su padre, aunque si me sale mujercita seguro que la meto al futsal).