miércoles, 18 de febrero de 2009

Febril febrero

No recuerda muy bien como llegó hasta este jolgorio. Está fascinado con todo lo que ve alrededor, y más aun con su anónima presencia, gracias a la máscara y disfraz que lleva. Casi todos lucen un atuendo que esconde sus identidades, algunos más elaborados que otros, algunos más reveladores que otros, pero este espectáculo lo hace sentirse en un universo paralelo.

Ya hacia unas semanas que había abandonado totalmente el mundo que la sociedad ha construido para los hombres y solo se dedicaba a realizar esas cosas que siempre quiso y nunca pudo hacer. Ir a una fiesta de disfraces, claro está, disfrazado, estaba en su lista; y la Noche Veneciana en La Punta era la mejor opción. Una recreación que, había escuchado, era fantástica; en la que los disfraces se leerían como la excusa perfecta de ser el héroe que nunca fue.

Estar tras una máscara, emulando ser cualquiera, podría hacer que aflorara en él personalidades que lo divertirían en extremo. Si bien su ornamenta era algo neutra, se había esforzado -casi sin darse cuenta- en crearla exquisita, digna de admiración. Me tocaría acá describirla, pero deshonraría la memoria de nuestro personaje, ya que lo que menos que quería era que lo observaran. Cosa que está logrando mientras se pasea entre contorsionistas, lanzafuegos, arlequines. Nadie lo observa. Pide un vino, se lo toma lentamente mientras sigue andando sobre esta artificial Venecia.

Artificial, trivial, así es todo esto que lo rodea, exactamente igual al mundo que da vueltas allá afuera; pero con una gran diferencia: acá es así porque así lo desean todos los presentes. Acá la farsa se ha montado como el máximo elemento sobre el que reirán, bailarán, amarán, o como él, se ocultarán. No podía ser más real todo su actual entorno. No podía ser más falso el lunes en la oficina o el sábado en la cantina. Curiosidades de la vida, sentirse auténtico tras una máscara, sentirse auténtico rodeado de comparsas soñadas, sentirse auténtico sin saber quién es él mismo.

Todas estas ideas, y muchísimas otras -con las cuales podríamos armar todo un tratado ontológico- surcaban su mente hasta que un empujón (que envió la copa de vino al suelo) y unas disculpas con deliciosa voz femenina lo regresaron a prestarle atención a la carnavalesca velada. Le molestó el incidente pero la sola voz que repetía "lo siento" de modo tan gracioso hacia que toda la molestia se le vaya de inmediato. Al voltear para ver a la causante del laberinto, queda atónito ante su belleza. Sus mejillas sonrojadas, un antifaz que cubría sus ojos, piel nívea, cabellos a la altura del hombro con una caída tímidamente ondulada, y un vestido que ofrecía unos generosos senos, ah, y abundantes pecas sobre su pecho terminaban de adornar a esta damisela. En otras circunstancias, a estas alturas del encuentro, nuestro personaje ya hubiese huido de la escena, pero lo único que no quiere dejar de hacer es observar a esta chica que simulaba ser, acaso, una princesa del siglo XVIII.

Ella habla, él la observa, ella insiste con las disculpas, él la observa, ella le dice su nombre: Vannina, él la observa, ella le ofrece reponer la copa de vino, él la observa, ella le jala del traje, él la observa, ella lo guía hasta el primer puesto en donde encuentren el elixir de Baco, y -ya lo sabemos-, él la observa.

Ya con las copas en mano, Vannina sugiere hacer un brindis. Un pequeño silencio -producto de unos segundos en los que ella ordena sus ideas para decir las palabras precisas- y la voz del enmascarado pronuncia un "por ti" que ninguno de los dos esperaba. A través del antifaz se pudo observar como sus ojos se sorprenden, sus mejillas vuelven a adquirir ese color rosáceo que a él le había encantado la primera vez. Sonríe iluminándolo todo, y hace notar que ya había perdido la esperanza de escucharlo, además de parecerle injusto un brindis solo por ella, y proponiendo hacerlo por ambos. Él acepta la propuesta, toman el primer sorbo mirándose a los ojos. Rieron como locos, una complicidad estaba naciendo, ¿hasta dónde llegaría?

Ambos están a la expectativa de lo que dirá el otro. Vannina, se adelanta y -como estudiando reacciones- afirma haberlo, en este pequeño lapso de tiempo, sorprendido en más de una ocasión con la mirada en su escote. Ríe ella, seriedad en él. Quiso hacerlo sonrojar también, pero fue ella la que lo hizo una vez más. Entonces, él aprovecha la situación y le dice que no más veces de las que se ha quedado disfrutando sus mejillas. Risas, más risas, empieza el coqueteo. Ambos han venido por cosas diferentes a esta Noche Veneciana, sin embargo ambos están conformes con el resultado.

Y es que -en el caso del protagonista-, ella lo está ayudando a aislarse más. Mientras caminan, mientras beben, mientras ríen, mientras se conocen, el bullicio poco a poco va desapareciendo, las comparsas se están convirtiendo en coloridas estatuas, esta fantasiosa Venecia se convierte en un pequeño Edén.

Se dicen sus verdades, se ocultan sus certezas, y no lo pueden creer, están felices, y lo mejor, el entorno se está envaneciendo. Nadie los observa, y es que para ellos ya no existe alguien alrededor. Las palabras, el vino, la brisa, las ansías están convirtiendo a esta velada en una noche inolvidable. Él le dice que quiere perderse en sus montes, ella que quiere besar cada milímetro de su desconocido cuerpo. Pero si ni siquiera se han visto el rostro, ni siquiera sus labios se han encontrado, ni siquiera se han tocado la piel, y ya están elucubrando el éxtasis de estar juntos. Son las palabras dice él, es el vino dice ella, tal vez la brisa replica el primero, somos nosotros sentencia Vannina. Y ella tiene razón, son ellos, porque ya a estas alturas no existen los otros, no existe el sonido, no existe el carnaval, ya ni siquiera se les ocurre pensar en lo que pasa alrededor, ellos son el universo, solo ellos.

Con esta única certeza, se ponen frente a frente, solo con sus miradas saben que es el instante en donde empieza la corporalidad de todos los excesos que han cantado hasta hace unos segundos. Ella se dispone a sacarse el antifaz, él hace lo mismo con su máscara, cierran los ojos, ya sin caretas se disponen a abrirlos y en el pleno instante que lo hacen una luz cegadora los desconcierta. "La pareja de la noche" gritan los parlantes.

Él buscaba desaparecer. Encontró en ella la cómplice perfecta. Esa perfección la percibieron las 400 personas que los rodeaban. ¡Qué ironía! Cuando se sintieron únicos en el mundo, totalmente aislados, todos los miraban, todos los aplaudían, todos los admiraban.

J^P

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Tormentosos compañeros, antes que nada, mil y un disculpas por esta tardanza. La razón es que cambién de tema a último momento (por cierto, ya tengo post para el 17 de marzo, así que sepárenme fecha).

Y es que el antifaz en el banner, el calor de estos días y la imagen persistente de mi musa me hicieron recrear otra historia, ambientada en el carnaval veneciano que se representa en La Punta, y que acá les presento. Espero la disfruten.

Si les interesa saber sobre la Noche Veneciana en nuestro chalaco distrito de La Punta, acá unos enlaces de interés:
http://www.munilapunta.gob.pe/actualidad/2008/nocheveneciana2008/galeria.htm
http://blogs.elcomercio.com.pe/videos/2008/04/noche-veneciana-en-la-punta.html
http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-03-31/noche-veneciana-punta.html

Y si van este u otro año, no se olviden de contarnos su historia...

J^P

Vida dijo...

Ya pues Juez! Como me haces esto??? Estaba esperando leer el beso!

Pido final alternativo: Beso, beso, beso!

Vida dijo...

Oh, no. Ya entendi.
Eran tan unicos, tan perfectos, emanaban tal luz que todos la vieron.

Ya, a veces es mejor asi, sin beso. Facil que por ahi le daba un dientazo y la magia terminaba =).

Anónimo dijo...

Estimada Vida, por algún motivo no suelen salirme historias vitales. Un final así lo hubiese sentido muy lejano a mí. Sin embargo, ahí está la magia de las palabras y de las historias. Uno las lanza al ruedo y los demás las toman. Y cuando las poseen pueden hacer de ellas lo que quieran: transformarlas, minimizarlas, maximizarlas. Así que dale, que se besen, que se amen, que se coman, si así es como deben terminar.

Si bien no se me había ocurrido lo del dientazo, debo reconocer que -cuando estaba construyendo la historia y el finasl estaba desdibujado-, temía mucho que darle corporalidad al deseo que se tenían. Algo así como que en la imaginación es perfecto, en la realidad un fiasco. Sin embargo, eso nunca lo sabremos, el entorno los destruyó.

J^P

Coco dijo...

y seguimos con febrero febril...el final fue muy bueno, faltaba que ella saliera rauda a esconderse o escapar de la fiesta (se me ocurre una idea original, tal vez en su carrera perdiera el zapato en la escalera y el recorriera el pais entero buscando a quien le quedara el dichoso taco nueve, ah? que tal?)
y sobre si hubo beso, o su respectivo dientazo (el cual habria que ver que, de acuerdo a las circunstancias, tiene diferentes significados), mejor dejarlo a la imaginación.

Alborotada dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Coco dijo...

nooooo...empezamos con la censu....(o se le acabo la pintu... :P) que fue? que fue???? (el maaaassss chismoso, jajaja)

Anónimo dijo...

Buscando una explicación con la persona responsable del alboroto, indicó que eliminó su propio comentario por unas palabras mal escritas; y ya luego no pudo volver a dejar su opinión. Prometió reinvindicarse hoy.

Estaremos a la espera.

J^P

Alborotada dijo...

un final muy cruel, pero ¿es q era posible otro?....
la sensacion de encontrarte en un ambiente real cuando lo q se trata es irreal debe ser unica....
buscar el anonimato y encontrarlo de una manera tan perfecta tiene sus consecuencias: la luz cegadora y la atencion de 400 personas puesta en uno....¿y yo q hago para conseguir la atencion de una?....

menos mal q no hubo beso, eso de los dientazos pasa mas seguido de lo q cualquiera pueda pensar....cuidado!

Anónimo dijo...

Alborotada, las historias de amor siempre deberían terminar en tragedias. Esa idea que me rondaba desde joven; la redondeé luego de leer Rojo y Negro; y la película Corre Lola, Corre dio la estocada final. No podía tener otro final.

Claro, eso no quita, que -como dije en un comentario anterior- cada cual tome la historia, la haga suya y la transforme en lo que desee. Para eso es pública, para que se disfrute, se transforme, tenga vida.

Tu segunda pregunta te delata: estuviste pensado en ¿el Contacto?

J^P

aLexandra dijo...

¡no! no me parece ni cruel ni trágico el final. es maravilloso. es más, lo es tanto, que lo habría sentido igual de intenso sin las alusiones "contactuales".

últimamente estoy algo "pesada" con las historias, lo sé ¡y lo siento de veras! es que no puedo evitar dejar de pensar y si no lo escribo para ustedes se perderá en mi cabeza. prefiero que sepan ustedes lo que se me ocurre pues a lo mejor le pueden sacar provecho a esto:

lo que sucede es que, ok, la muchacha era una delicia de mujer, pero nuestro muchacho se quedó prendado, sobre todo, de sus mejillas, y algo me dice que de su forma de hablar (o expresarse en general) más que del resto... entonces, ¿por qué insistir en su apariencia? ¿por qué detenerse en lo bomba que era?

arriesgándome a seguir sonando pesada ensayo mi respuesta: porque ese es el gancho para el público masculino.

y lo mismo podría decir de las ya mentadas alusiones; todos esperábamos ahora que se cumplieran. claro; era un carnaval, eran dos desconocidos mágicamente compatibles, era la fantasía perfecta. pero J^P le sacó la vuelta a eso. se centró en el aislamiento de ellos y los sacó a la luz.

nos sacaste de cuadro.

excelente.

Alborotada dijo...

alexandra, yo veo todo este asunto como un contraste entre los 2 protagonistas....de él a las justas sabemos q trae máscara (y bueno,ropa tambien) y de ella la descripción total de su apariencia con pecas incluidas....y eso es lo mejor de ambos, con sus diferencias tuvieron el momento compartido unico e irrepetible y finalmente interrumpido y en eso te doy toda la razon, el final no podria ser de otra manera.... y la mayor intensidad se vive en el momento de complicidad con solo palabras y gestos....quien sabe si con la corporalidad incluida el asunto entre ellos hubiese sido igual de interesante....yo veo q el asunto febril pasa mas x la imaginacion y todo lo q ella puede elucubrar justamente para alborotarte.....
ahi está todo!:febril febrero

J^P, en respuesta a tu pregunta se te olvida un pequeño detalle: yo no pienso....

aLexandra dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
aLexandra dijo...

alborotada, pienso que piensas más de lo que tú piensas que piensas :)

pero yendo a lo nuestro: así como lo pones, te doy la razón, pero sólo hasta cierto punto. no puedo evitar sentirme vagamente reticente.

igual, bueno, todo eso es porque es así como siento el cuento yo y ahoritita.

Anónimo dijo...

aLexandra, gracias por tu palabras, y por el análisis que haces. Sin embargo, debo recalcar que -al menos concientemente- la intención de describir de ese modo al personaje femenino no tiene nada que ver con algún gancho a un determinado tipo de género.

Creo que términos como "delicia de mujer" o "bomba" le quedarán un poco grande, o al menos no pensaba en ellos cuando la describí, porque, tal vez, sí lo es. Hay que tener en cuenta, que el escenario permitía darle esos atributos y el vestido también ayudaba, jejeje.

Ahora, si nos ponemos en la situación que planteas, debemos declarar de inmediato mi total fracaso, porque -más allá de nuestro estimado Coco- no se ha visto presencia masculina por estos lares en los últimos tiempos.

Y sí, tal vez lo que más le impactó (hablando netamente de lo físico) fueron sus mejillas. Siempre uno le pone algo de como es a sus textos. Y suelo concentrarme en esos detalles; por ejemplo, ando prendado de una sonrisa nocturna de este último fin de semana (insisto, hablando netamente de lo físico). Ya si nos vamos a otros planos, tenemos para charlas de antología.

Respecto a lo de Alborotada, más allá de su clarísima posición ("no pienso"), opino lo mismo que aLexandra: pienso que piensas más de lo que tú piensas que piensas.

J^P

aLexandra dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
aLexandra dijo...

sí, claro, y son esos detalles los que hacen de tu relato una cosa estupenda.