Antes de comenzar este post, tengo que pedir disculpas públicas por postear 45 minutos antes del final del reinado del "Busco Post", o era esto o postear a las doce desde mi casa, pero mi maratónica sesión laboral no me da para más y tengo que recuperar sueño (harto). Así que con las disculpas del caso, ahi vamos...
Tomó el volante del auto, encendió y enrumbo con destino incierto. Ni siquiera sabía hacia donde iba a parar, solo sentía la necesidad de salir de la ciudad, tomar la carretera y enrumbar en ese viaje, solo. Y es que a veces le sucedía así, de un momento a otro, su espíritu inquieto, casi índigo, lo arrastraba sin mayor compromiso ni audiencia a su conciencia. Debía apartarse a meditar, aquello había sido demasiado y tenía la cabeza demasiado caliente, necesitaba enfriarla.
Aquella mañana el movimiento semiautomático de su mano para apagar el despertador, lo había puesto en alerta, a medida que recobraba la conciencia podía escuchar claramente lo que sucedía al otro lado de la pared. Era un cuchicheo, pero no era un cuchicheo cualquiera, podía jurar que las voces al otro lado eran tan finas como un zumbido y no necesariamente por el efecto de los treinta centímetros de muro que separaban una habitación de otra. Trató de refrescar nuevamente la cabeza, aun dormitada por el efecto de la madrugada que recién estaba espantándose. De repente la pudo escuchar, su voz se elevaba claramente por encima de las otras, más, por decirlo de alguna manera, pequeñas. No pudo percibir claramente a que se refería la conversación, solo pude descifrar, entre otras pocas cosas, que aquel vecino callado, debía salir pronto. En un comienzo pensó que se estaban refiriendo a él, sin embargo, hizo un poco de memoria y reconoció que cruzaba poca, por no decir casi nada, comunicación con su vecina de al lado. Sin embargo el pensamiento lo inquietó. La última vez que la vio, se cruzaron en el parque; ella andaba distraída por andar cuidando a su perro, un pequeño y gris ejemplar canino, que más llamaba a la risa que al respeto que pudiera ofrecer un cuidador de su raza.
Iba recordando todo esto, mientras salía de la ciudad, el cajero del peaje con su ronca voz solicitándole el pago respectivo, lo regresó a la realidad. Cayó en la cuenta que había estado manejando ido, que había colocado el pie en el acelerador y se había confiado de la monotonía del camino. Eso había sido peligroso, andar divagando mientras viajas a más de ciento cincuenta kilómetros por hora puede traerte no gratas sensaciones, sobretodo si a esa velocidad decides dar un giro inesperado al timón por algún animal que se te cruce, o creyeras que se hubiera cruzado. Habría conducido alrededor de una hora cuando decidió dar vuelta al camino en la siguiente desviación. Avanzó un par de kilómetros más adelante y dirigió el auto en la dirección que señalaba el letrero, sin siquiera reconocer en donde se encontraba. La ruta llana que había venido recorriendo se trastocaba a medida que avanzaba por el desvío. Crecían los cerros al lado del camino, presenciaba el nacimiento de montañas, ahí donde la espina de la cordillera iba surgiendo. El camino buscó la compañía de un río, y ahora podía darse cuenta que estaba entrando en un valle. Verde. El verde del paisaje lo tranquilizaba, era casi medio día y aún no encontraba ningún pueblo donde descansar y almorzar a esas alturas del camino.
- ¿Ya te piensas detener?
La súbita aparición lo asustó y por un momento sintió que el carro se ladeaba, ante el giro de sus manos inquietas.
- Ya te he dicho que no me asustes de esa manera, al menos podrías avisar que vas a aparecer.
- Es que le quita la gracia y siempre me deleito con tu cara de sorprendido – contestó ella, desde el asiento de atrás, esbozando una fugaz pero certera sonrisa.
Su cabellera negra revoloteada como por el viento tapaba la visión de la parte de atrás, del camino que iban dejando, bajó un poco su ventana para que entrara aire fresco.
- Será mejor que no apartes los ojos del camino
- No los aparto nunc….
La interrupción debida a un tronco que acaba de pasar por encima lo hizo reconocer, no sin ruborizarse, que efectivamente se había distraído, pero no prendado de ella. Estaba tratando de reconocer en su gesto el porqué de su aparición esta vez. Hacía mucho que no la veía, y siempre sus apariciones, esporádicas, intermitentes, le dejaban un mal presentimiento. Trató de distraerse, esta vez tenía claro a donde iba, donde pudiera escapar de aquella conversación tempranera, lo más lejos posible, tal vez sin siquiera tener la intención de pegar la vuelta ese mismo día. Ya sabía, iba a perderse arriba, buscar un lugar arcádico y echar a perder su mente en la infinidad de divagaciones absurdas que este escape pudiera brindarle. Sin embargo, no podía darse a la bartola, pues ella había vuelto aparecer, justo cuando había lanzado la moneda y había caído del lado de la sensatez, a ella, visión antagonista, disecadora de momentos, no se le había ocurrido mejor idea que lanzar nuevamente sus hilos y colgar lo mejor que podía la red de los arneses imaginarios que pendían de su cielo. Y cayó en la red.
- ¿Tú sabes a lo que se referían?
- No más de lo que pudiste entender.
- Pero ellos no sabían que estaba allí, escuchando, ¿o sí?
- Nadie se los dijo, pero eres tan predecible…además, a esa hora siempre estás en tu casa.
- Si estoy en mi casa es porque no tengo otro lado donde andar – contestó casi espetándolo.
- Deberías intentarlo, amanecer alguna vez en otro lado.
- ¿Y a donde crees que voy?
- A algún lugar, solo.
- Si me lo permites, claro.
- Tú sabes que ya me voy a ir y no apareceré.
- Lo mismo me dijiste aquella vez.
- Esta vez es cierto, ya no volverás a verme.
- Ojala.
- ¿Qué pasa? ¿ya no quieres verme?
- Tal vez.
- Ahora no me han dado permiso, me he escapado. Si supieran que estoy aquí, es seguro que me perseguirían, y a ti conmigo.
- Pues no debiste haber venido.
- Necesitaba verte, sabía lo que habías escuchado. Tenía que tranquilizarte.
- Ya lo hiciste, ahora, por favor, desaparece y si tienes la intención de volverme a asustar, al menos avisa. Ya sabes que no me gustan tus apariciones súbitas, trucos baratos de magos gitanos.
Ella guardó silencio, un silencio triste que duró varios segundos, lo había acompañado media tarde y ahora el sol radiante que dejó atrás, se iba ocultando por nubes negras que amenazaban volcar sus gotas de lluvia. Lo que más le preocupaba de este panorama era el saber que sus llantas estaban gastadas. Aquellas llantas que le habían servido para mantenerse firme sobre el camino tanto tiempo, estaban ahora gastadas, y no sabía si soportarían o evitarían el patinar en una pista mojada, lisa. Sin embargo, avanzó confiado, aunque bajó la velocidad. Una rápida y furtiva mirada por el espejo, le hizo caer en la cuenta que ella ya no estaba. Un suspiro de alivio busco escape por su boca y siguió avanzando. Sin embargo, a medida que avanzaba, meditaba en su corta conversación. Poca, muy poca, sin embargo, consideraba, lo justo. Sin mucho ni poco. Ahora nuevamente sus llantas gastadas volvían a llamar su atención, la lluvia ya había comenzado y era persistente, insistentemente caía sobre su parabrisas y dificultaba su visión. No podía seguir avanzando por lo cual tuvo que detenerse al lado del camino, no había tenido la precaución de cargar un paraguas (nunca lo lleva), así que encontró un periódico viejo y bajó del carro, cubriéndose la cabeza, corrió debajo de la lluvia, y se montó a horcajadas sobre un tronco viejo bajo un árbol frondoso, de esos que no dejan pasar la lluvia. El tronco era lo suficientemente grande, por lo que pensó conveniente echar una siesta. Había manejado mucho, y en realidad estaba cansado. Sentía que no llegaba a ningún lado. Cansado, ningún lado, cansado. Se quedó dormido. Al despertar la vio, con su negra cabellera al aire, mojada por la lluvia agonizante, y sus ojos fijos en él. La estampa la había visto antes, en alguna parte, le llamaba un recuerdo, pero no podía hacer memoria de donde. Se apeó del tronco, y lentamente, le extendió sus manos. La lluvia paró y con ella, el tiempo.
Aquella mañana el movimiento semiautomático de su mano para apagar el despertador, lo había puesto en alerta, a medida que recobraba la conciencia podía escuchar claramente lo que sucedía al otro lado de la pared. Era un cuchicheo, pero no era un cuchicheo cualquiera, podía jurar que las voces al otro lado eran tan finas como un zumbido y no necesariamente por el efecto de los treinta centímetros de muro que separaban una habitación de otra. Trató de refrescar nuevamente la cabeza, aun dormitada por el efecto de la madrugada que recién estaba espantándose. De repente la pudo escuchar, su voz se elevaba claramente por encima de las otras, más, por decirlo de alguna manera, pequeñas. No pudo percibir claramente a que se refería la conversación, solo pude descifrar, entre otras pocas cosas, que aquel vecino callado, debía salir pronto. En un comienzo pensó que se estaban refiriendo a él, sin embargo, hizo un poco de memoria y reconoció que cruzaba poca, por no decir casi nada, comunicación con su vecina de al lado. Sin embargo el pensamiento lo inquietó. La última vez que la vio, se cruzaron en el parque; ella andaba distraída por andar cuidando a su perro, un pequeño y gris ejemplar canino, que más llamaba a la risa que al respeto que pudiera ofrecer un cuidador de su raza.
Iba recordando todo esto, mientras salía de la ciudad, el cajero del peaje con su ronca voz solicitándole el pago respectivo, lo regresó a la realidad. Cayó en la cuenta que había estado manejando ido, que había colocado el pie en el acelerador y se había confiado de la monotonía del camino. Eso había sido peligroso, andar divagando mientras viajas a más de ciento cincuenta kilómetros por hora puede traerte no gratas sensaciones, sobretodo si a esa velocidad decides dar un giro inesperado al timón por algún animal que se te cruce, o creyeras que se hubiera cruzado. Habría conducido alrededor de una hora cuando decidió dar vuelta al camino en la siguiente desviación. Avanzó un par de kilómetros más adelante y dirigió el auto en la dirección que señalaba el letrero, sin siquiera reconocer en donde se encontraba. La ruta llana que había venido recorriendo se trastocaba a medida que avanzaba por el desvío. Crecían los cerros al lado del camino, presenciaba el nacimiento de montañas, ahí donde la espina de la cordillera iba surgiendo. El camino buscó la compañía de un río, y ahora podía darse cuenta que estaba entrando en un valle. Verde. El verde del paisaje lo tranquilizaba, era casi medio día y aún no encontraba ningún pueblo donde descansar y almorzar a esas alturas del camino.
- ¿Ya te piensas detener?
La súbita aparición lo asustó y por un momento sintió que el carro se ladeaba, ante el giro de sus manos inquietas.
- Ya te he dicho que no me asustes de esa manera, al menos podrías avisar que vas a aparecer.
- Es que le quita la gracia y siempre me deleito con tu cara de sorprendido – contestó ella, desde el asiento de atrás, esbozando una fugaz pero certera sonrisa.
Su cabellera negra revoloteada como por el viento tapaba la visión de la parte de atrás, del camino que iban dejando, bajó un poco su ventana para que entrara aire fresco.
- Será mejor que no apartes los ojos del camino
- No los aparto nunc….
La interrupción debida a un tronco que acaba de pasar por encima lo hizo reconocer, no sin ruborizarse, que efectivamente se había distraído, pero no prendado de ella. Estaba tratando de reconocer en su gesto el porqué de su aparición esta vez. Hacía mucho que no la veía, y siempre sus apariciones, esporádicas, intermitentes, le dejaban un mal presentimiento. Trató de distraerse, esta vez tenía claro a donde iba, donde pudiera escapar de aquella conversación tempranera, lo más lejos posible, tal vez sin siquiera tener la intención de pegar la vuelta ese mismo día. Ya sabía, iba a perderse arriba, buscar un lugar arcádico y echar a perder su mente en la infinidad de divagaciones absurdas que este escape pudiera brindarle. Sin embargo, no podía darse a la bartola, pues ella había vuelto aparecer, justo cuando había lanzado la moneda y había caído del lado de la sensatez, a ella, visión antagonista, disecadora de momentos, no se le había ocurrido mejor idea que lanzar nuevamente sus hilos y colgar lo mejor que podía la red de los arneses imaginarios que pendían de su cielo. Y cayó en la red.
- ¿Tú sabes a lo que se referían?
- No más de lo que pudiste entender.
- Pero ellos no sabían que estaba allí, escuchando, ¿o sí?
- Nadie se los dijo, pero eres tan predecible…además, a esa hora siempre estás en tu casa.
- Si estoy en mi casa es porque no tengo otro lado donde andar – contestó casi espetándolo.
- Deberías intentarlo, amanecer alguna vez en otro lado.
- ¿Y a donde crees que voy?
- A algún lugar, solo.
- Si me lo permites, claro.
- Tú sabes que ya me voy a ir y no apareceré.
- Lo mismo me dijiste aquella vez.
- Esta vez es cierto, ya no volverás a verme.
- Ojala.
- ¿Qué pasa? ¿ya no quieres verme?
- Tal vez.
- Ahora no me han dado permiso, me he escapado. Si supieran que estoy aquí, es seguro que me perseguirían, y a ti conmigo.
- Pues no debiste haber venido.
- Necesitaba verte, sabía lo que habías escuchado. Tenía que tranquilizarte.
- Ya lo hiciste, ahora, por favor, desaparece y si tienes la intención de volverme a asustar, al menos avisa. Ya sabes que no me gustan tus apariciones súbitas, trucos baratos de magos gitanos.
Ella guardó silencio, un silencio triste que duró varios segundos, lo había acompañado media tarde y ahora el sol radiante que dejó atrás, se iba ocultando por nubes negras que amenazaban volcar sus gotas de lluvia. Lo que más le preocupaba de este panorama era el saber que sus llantas estaban gastadas. Aquellas llantas que le habían servido para mantenerse firme sobre el camino tanto tiempo, estaban ahora gastadas, y no sabía si soportarían o evitarían el patinar en una pista mojada, lisa. Sin embargo, avanzó confiado, aunque bajó la velocidad. Una rápida y furtiva mirada por el espejo, le hizo caer en la cuenta que ella ya no estaba. Un suspiro de alivio busco escape por su boca y siguió avanzando. Sin embargo, a medida que avanzaba, meditaba en su corta conversación. Poca, muy poca, sin embargo, consideraba, lo justo. Sin mucho ni poco. Ahora nuevamente sus llantas gastadas volvían a llamar su atención, la lluvia ya había comenzado y era persistente, insistentemente caía sobre su parabrisas y dificultaba su visión. No podía seguir avanzando por lo cual tuvo que detenerse al lado del camino, no había tenido la precaución de cargar un paraguas (nunca lo lleva), así que encontró un periódico viejo y bajó del carro, cubriéndose la cabeza, corrió debajo de la lluvia, y se montó a horcajadas sobre un tronco viejo bajo un árbol frondoso, de esos que no dejan pasar la lluvia. El tronco era lo suficientemente grande, por lo que pensó conveniente echar una siesta. Había manejado mucho, y en realidad estaba cansado. Sentía que no llegaba a ningún lado. Cansado, ningún lado, cansado. Se quedó dormido. Al despertar la vio, con su negra cabellera al aire, mojada por la lluvia agonizante, y sus ojos fijos en él. La estampa la había visto antes, en alguna parte, le llamaba un recuerdo, pero no podía hacer memoria de donde. Se apeó del tronco, y lentamente, le extendió sus manos. La lluvia paró y con ella, el tiempo.
31 comentarios:
Coco
45 minutos no me van a hacer más pobre a mí ni más rico a tí
ja ja ja
No hay nada mejor que hacer un viaje acompañado. Mientras más lejano el lugar más se disfruta el viaje...
Excelente Coco, por lo que leo tus personajes son los fantasmales, tu lugar la lluvia, tu sentimientos la angustia, la incertidumbre, la búsqueda de desasosiego. Se me antoja hacer una paralelo entre este personaje y el de Monte.
Por cierto, no sé sabe de qué trata la conversación, por ahí que un próximo post puede ser del lado del cuchicheo.
Me gustó algo en particular: dejas muchas incógnitas a lo largo de la historia, sin embargo el final es tan final que no deja dudas de ningún tipo. Acaba y punto, se para el tiempo, fin.
Respecto al blog, es bacán que tenga este espíritu ecléctico, en donde conviven (juntos pero no revueltos) imaginación y realidad, humor y drama, insensatez y sensantez, fotos y palabras, sueños y pesadillas.
Larga vida a EVELT.
J^P
Busco...ya que no te hace ni rico a mi ni pobre a ti, la proxima que me toque tras de ti te posteo un dia antes, a ver si eso si me hace, al menos un poco mas rico, jajaja
J^P, se agradece el comentario, y también voto por la larga vida a EVELT, no me voy a cansar de invitar a todos los de la comunidad del vaso (The Fellowship of the Glass, ah...que tal suena?) a lanzarse a la piscina, a volcar lo que se tenga en el momento (Andagi! sigo esperando la tarea para la casa). Y si, hay algunos ganchos entre monte y esta narracion. ¿Será a propósito? tatatataaaa...no se pierdan el próximo capítulo :P (buena sugerencia la de continuar con el cuchicheo, voy a masticarlo, todo sea en nombre del chisme)
PD. casi sin darme cuenta he hecho una referencia jocosa al título de la obra de Tolkien, y me acabo de dar cuenta que la palabra clave para ingresar el comentario es "mitryll" (mitril, era un mineral valiosisismo para la raza de los Enanos en el universo de El Señor de los Anillos), ¿casualidad? me parecio tan buena la coincidencia que no podía dejar de comentarla por acá.
Busca la espada quebrada que está en Imladris...
magnifica la narrativa y miren uds q hoy se habla de un viaje para escapar de todo... (se viene APEC yeeeeee, me desaparezco y hago turismo je je je)
tenia dudas pero al leer se me quitaron a veces la monotonia del dia a dia hace q uno estalle sin mas ni mas asi q antes q eso pase una relax saliendo de viaje aunq sea en bus u auto propio (no se manejar) todo sea por relajarnos y no tener un animal en potencia dentro de uno hay q sacarlo a veces q vea el sol no les parece. me ha gustado mucho como se presento este post la narrativa medio tenebrosa con la figura de ella de la nada aparece en el auto y se ponen a conversar con una naturalidad aunq siempre hay la sensacion de dos mundos diferentes.
Ella aparece de cuando en vez, en sueos, casi siempre a darme luz.
Pepe, eres tu? Necesitamos un chiste para confirmar tu identidad.
Mi estimado Coco, muy buen relato. A ver, el inicio me parece que desvía la atención un poco y va por sitios que no se relacionan mucho con la línea argumental. Pero luego viene lo bueno. Se ve y se siente al Bestiario. La trama es buena, la historia acertada, discurre, así como la lluvia en el parabrisas de tu protagonista... se siente frío en los codos en los últimos párrafos... ¡Vale doctor!...
PD: Linda vida, Dianita, ¿cómo va lo del Concurso del Banner?. Ya les envío en un toque la última versión, a ver si esta, sí pasa... ¬¬, ja!
franco, pues si, al comienzo mientras aterrizaba, tenia un vortice de ideas en mi cabeza que se fueron ordenando, y de ahi encontre algo de hilacion, sin embargo no quise deshacerme del desorden inicial, sentia que le daba algo al relato, ademas, esta presente mas adelante.
y lo sensorial del final no solo se da al leerlo, tambien se dio al escribirlo :)
¡¡¡¡PEPE!!!!
Genial
Ahora que pepe está de vuelta quiero ver cuántos se demoran en postear...
ja ja ja
Valió la pena postear en casi todos los blogs de "El Comercio"
(aunque me faltó siéntete regia ja ja ja)
Mañana me voy por el tercer bloque de blogs...
Dios! aparecio el hermano no reconocido de Busco y sobrinos de Felipe Carbonell...(porque eso de los chistes malos es de familia)
Busco...en verdad no comentaste en el Sientete Regia?? mmmmmmm
Acerca del blog todavía...
Te cedo la posta
ja ja ja
Todavía me acuerdo de esa bronca que tuvo LAMM con Marlene en Santa Lima...
"Comentas en todos los blogs. Hasta en Siéntete regia. Oseaaaaaa"
ja ja ja
a propo, agradezco los comentarios benevolentes, pero tambien espero (y acepto de buena gana) que me den con palo, asi q, lancense con confianza... :)
Pepe, eres tu!!!
Agarrense impuntuales, Pepe is back!
Coco, porque no nos contaste una historia asi en el presbitero? Hubiera podido ser una verdadera creepy-noche.
Tenemos dos propuestas para el banner, mañana las colgamos para que voten.
no puedo darle con palo a un relato como este.....tengo q concentrarme en la expresiòn de ella cuando aparece x primera vez, q hay en ese gesto???....
Coco
Me toca postear después de tí...
Creo que me voy a cobrar esos 45 minutos...
ja ja ja
chesssss
vidilla...lamentablemente, mi performance oratoria no es tan...espontanea como mi inspiracion escrita, sin embargo estoy incursionando en el terreno de los cuentos para niños (todo lo que uno hace con tal que se duerman, no???)
banner! banner!...
y ya se acerca fin de noviembre y el matsuri (sake! sake!)
alborotada...en su gesto, hay malicia bien intencionada, culpa casi ingenua, coqueteria innata y algo de burla, todo en un instante.
tenía que darme un tiempito más y volver a leer tu historia, coco.
está mostra. como dice J^P, dejas incógnitas, como lo de los vecinos, lo de las llantas, lo de la velocidad, las manos (cuando ella le tiende las manos es genial) y al final cierras. así nomás. cierras. sanseacabó. mostro.
se me hace que no es ninguna ciudad (porque algo me hace pensar que es una ciudad de donde sale) en particular y que se dirija hacia ese lugar alto y arcádico. medio esperanzador, ¿no? me pregunto si tendremos por acá un sitio así.
la conversación me loqueó (fue ella, sobre todo, la que me obligó a re y revisar)... al principio pensaba que algo no andaba bien con el diálogo, pero lo quise leer de otra forma. me preguntaba ¿es su casa (de Ella)? tal vez Él era el fantasma que rondaba a Ella, pero hecho de carne y hueso... al final me hizo pensar que tal vez la vecina era quien lo escuchaba a él y tenía que imaginárselo lejos, a él y a sus problemas y fantasmas.
claro que esa fue la forma en que quise leerte.
lo que me mareó un poco fue primero el narrador, que a veces era en tercera persona, pero que a veces hacía roces con la segunda persona (por ejemplo: "andar divagando mientras viajas a más de ciento cincuenta kilómetros por hora puede traerte no gratas sensaciones, sobretodo si a esa velocidad decides dar un giro inesperado al timón por algún animal que se te cruce, o creyeras que se hubiera cruzado")
después hay unas cosas de estilo que no me cuadran, que hacieron denso el relato para seguirlo... pero bueno, creo que es tu chamba encontrarlas :) releyendo lo que has escrito.
en fin. me gustó mucho :)
me gustó ella. me intrigó mucho. sentí como que me hubiese tendido la mano a mí también.
¡ahhh!
sería mostro si dieses pistas más para interpretar el primer gesto de Ella, por ejemplo.
espectacular.
ale, interesante interpretacion, al mas puro estilo de los otros y el sexto sentido, voy a tratar de releerlo por ahi
tienes razon en lo del narrador, pero bueno, no manejo mucho lo de las personas, supongo que con la practica se podra hacer, igual, ya me metieron el bichito, asi que creo que se viene una temporada de creaciones :) mi imaginacion esta muy inquieta ultimamente y tengo que distraerla, porque creo que ya se aburrio de los numeros de ingeniero, al menos por un tiempo...
y para la proxima tendre en cuenta las recomendaciones :)
por cierto...si hay lugares fuera de lima asi de arcadicos, lo malo es que para llegar es un poco tranca si no se tiene movilidad propia (cuenta bicicleta), solo es cosa de decidirse a hacerlo y recorrer las rutas fuera cerca de lima, para canta, cieneguilla, lurin, cañete...
aLexandra tiene razón en el tema que el último diálogo está algo confuso. Yo también lo tuve que leer varias veces para caer en cuenta de quien era quien. Incluso reconozco que tuve que contar las líneas hacia atrás, una vez que hallé una que con seguridad la hubiese podido decir él o ella.
Mi palabra de verificación es "toebegai" ¿Alguna referencia a ESDLA o HP?
Vida Tercera, ¿el voto es secreto o público? ¿solo se dice el amarrillo patito o el verde palta o hay que explicar por qué prefiero el amarillo al verde (es que me caen mal los militares)? ¿hay multa por no votar? ¿si empatan hay segunda vuelta? ¿cuánto tiempo durará su estadía? ¿se puede hacer oposición constructiva? ¿puedo pedir revocatoria si su plan de gobierno nos lleva a un capitalismo salvaje? ¿No sería mejor que expongan el porque hicieron esos planes, digo banners? ¿Habrá un acercamiento con Obama o al menos con Dante (que ya parece fantasma de los cuentos de Coco, solo que hasta ahora no se parece)? Pucha, ¿en qué momento se complicó lo del banner?
J^P
J^P, ¡qué geniales tus inquietudes!
pd: mi palabra verificadora salió scalaire
Esa palabra suena como que tienes algo (¿SC?) al aire.
:( Ya no me sale palabra verificadora.
J^P
Coquito, te debo no minutos sino el comentario desde hace dias. Una historia exquisita! Me gusta tu estilo y las palabras que usas. Definitivamente recomiendo usar mas esa imaginacion porque esta narracion me atrapo cada vez mas a medida que iba leyendo.
No encontre los cambios de persona narrativa a la que hacen referencia. Podrian repetir donde estaban, por favor?
Chequeen el 'Yo tambien me llamo Peru' que fue publicado ayer. Su amigo Jotita esta en plana de nuevo.
J
yehhhhh!!! coco por fin pude leer tu relato yehiii yupi!!! jaja aentre mi mar de papelería q no quiero hacer dije ah me vale leo todo de una vez.
Sólo te puedo decir excelente!! me gustó sobretodo el ambiente un tanto sombrío del escenario mientras leía me imaginaba todo en blanco y negro ...
Ala... de dónde sacaste la idea? Me rayó muchísimo. De la falca que se le aparece estando en su casa. Un fantasma vivo. Me hizo acordar a "Cuando crees que me ves", de Objetivo Birmania. Allá yo.
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